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  • Foto del escritorAdriana Arismendi

Todos queremos algo distinto

Los efectos que no percibimos del trabajo desde casa

Unos quieren volver a la oficina, otros se quieren quedar en casa, algunos sufren por no tener empleo y otros se quejan de tener exceso de trabajo.

Parece que cada vez es más difícil coincidir en decisiones, tal vez es porque tenemos muchas opciones y la vida nos ha enseñado que no hay blancos y negros, vivimos más en grises y otras gamas de colores.

Hace unos días caminando un lunes por Chicago se me estremeció el corazón al ver tantos edificios gigantes que demuestran el ego del hombre: vacíos... Si, completamente desocupados. Estructuras hechas para demostrar la grandeza y el poder que tenemos, ahora son solo objeto de decoración en las calles solas y testigo claro de la muerte inminente de los negocios que rodean el lugar. Cafés, restaurantes, lugares de envíos, papelerías y otros negocios que vivían para dar servicio a los trabajadores de oficina, se han quedado sin efecto.

No pude evitar pensar, ¡cómo ha cambiado todo! hace un par de años, esas calles vivían repletas de trabajadores andando a toda velocidad, los cafés con fila de los ejecutivos apresurados en espera de sus bebidas para arrancar el día, las salas de reuniones ocupadas y el metro a estallar de gente.

Poder trabajar desde casa ha sido un alivio para muchos y me incluyo, porque a pesar de la eficiencia en horarios que nos hace trabajar sin parar, también podemos descubrir otras bondades como una alimentación más sana, comodidad, menos trafico, menos aviones y en consecuencia más tiempo y mejor ánimo para ejercitarse, dormir en casa, atender a la familia, y disfrutar del espacio, etc. Pero no podemos olvidar, que todo tiene dos caras, y a veces más…


Para otros, sin embargo, es agobiante estar en el mismo espacio y sin interacción física, la soledad y la monotonía están siendo detonantes de crisis personales, y también financieras, como la gran cantidad de personas, que nos ayudan con el mantenimiento de las oficinas, los que trabajan en restaurantes y cafés, los conductores, los que comercializan ropa para trabajar, los de las copias, todos con labores maravillosas que nos apoyaban cada día, que son útiles y absolutamente necesarios en nuestras vidas, muchos de ellos han dejado de trabajar y viven en incertidumbre y desconsuelo gracias a que una gran cantidad de trabajadores ya no acuden a sus oficinas.


¿Qué es mejor? nadie lo sabe, porque depende de la perspectiva de cada quien, la discusión sería eterna, desde lo personal y lo profesional, mientras algunos empleados se han sobrecargado, otras empresas necesitan retornar para intentar recuperar sus niveles de productividad, porque algunas personas no logran trabajar a la misma marcha desde casa. Ya sabemos que las estadísticas muestran un interés real de muchos, especialmente jóvenes por mantenerse en casa, lo que sí es cierto, es que todo debe tener balance, un poco para cada uno, con consciencia y disfrute para lograr que todos estemos bien.


Cada decisión conlleva consecuencias que van mucho más allá del pensamiento individual. Pienso en un efecto a largo plazo complejo, que tal vez encuentre su respuesta en la reinvención, pero que estoy segura no dependerá solo de la resiliencia particular de cada trabajador o comerciante, sino de todo un sistema alrededor que debe moverse con más empatía y compasión, con proyección y responsabilidad a futuro de todo un sistema.

¿qué crees?


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