Caminar en medio de la niebla significa que todo es impredecible, ambiguo, que está fuera de nuestro control. Sin respuestas claras ni resultados conocidos, esa es la incertidumbre y el caos y ambos requieren que los líderes confíen en sus instintos y actúen decididamente, pero que, al mismo tiempo, tengan la capacidad para dar un giro en caso de ser necesario.
Tener el control es una sensación embriagante que no solo aplica a la oficina... Pero la verdad es que, muy pocas cosas están bajo nuestro mando absoluto.
Cuando el tiempo pasa, podemos ver a través del retrovisor, y claro es mucho más fácil juzgar y culparnos por no haber tomado ciertas decisiones, pero en un momento en el que el día a día carece de claridad y cada mañana es una apuesta, necesitamos renunciar a la necesidad de tener certeza y enfocarnos más en contar con claridad. ¿ cómo? ajustando las expectativas y objetivos con la información disponible.
La comunicación constante y clara es vital, sobre todo para transmitir los aspectos y temas más importantes del negocio en este momento. Pon en stand by los objetivos y acciones que pueden esperar más tiempo, esto re enfocará a los equipos en lo que necesitas hoy y evitará que las personas agoten recursos intentado cumplir todos sus objetivos. Hazles saber que las prioridades han cambiado y direcciona con precisión al foco necesario.
Dirige teniendo en cuenta que es importante:
- Conocer las emociones y situaciones de las personas. Conéctate con ellos, conversaciones claras y oportunas aligeran cargas y hace que las personas no se dispersen.
- Confía en tus instintos. Es importante tomar decisiones y permitir que las cosas avancen. Tal vez no siempre te sientas cómodo haciéndolo pero en momentos complejos, es la acción y no la parálisis por análisis lo que te ayudará.
- Valores, principios, propósito. Son inamovibles y te ayudan a delimitar las decisiones y acciones que tomes.
Toma las decisiones con la información disponible, no hay errados o acertados, solo la convicción de hacer lo mejor posible.